Delfos y Meteoras desde Atenas

Saliendo de Atenas, el paisaje empieza a tranformarse de árido a majestuoso e imponente, pasando por la trágica zona de Tebas, la ciudad de Arájova, hasta las faldas del monte Parnaso. Bajo dos peñascos gigantescos, los Fedriades, y sobre un impresionante acantilado, fue fundado en la antiguedad este famoso oráculo en honor a Apolo, Dios de la armonía, de la música y guardián de las leyes sagradas de Zeus. Para los antiguos, Delfos era el centro del mundo, el llamado "ombligo" de la Tierra. Desde sus comienzos, el Oráculo adquirió gran influencia en todo el mundo. Los vaticinios de Pitio y la sacerdotisa de Apolo influían notablemente en la toma de decisiones individuales y, a veces, tenían gran repercusión en la historia de ciudades y estados de la antigüedad. El Dios hablaba a través de ella en una lengua incomprensible que escuchaban e interpretaban las sacerdotisas. Recorreremos la Vía Sacra que subía hasta el templo de Apolo y estaba decorada con innumerables ofrendas realizadas por ciudades griegas y extranjeras. Se visitará también el Tesoro de los Atenienes, uno de los edificios más importantes que se encuentran en la Vía Sacra, así como el santuario consagrado a Atenea Pronaia. También visitaremos el museo, uno de los más importantes de Grecia, el cual alberga hallazgos encontrados en la región como el "Ónfalo" u ombligo del mundo perteneciente al período romano, partes de un friso con escenas que destacan las hazañas de Hércules y el impresionante "auriga de bronce", una obra maestra de la escultura griega la cual aún hoy en día no deja de impresionar al visitante. Finalizada las visitas, abandonaremos las faldas del monte Parnaso, donde se encuentra Delfos, para dirigirnos en dirección a las llanuras de Tesalia donde se encuentra la ciudad de Kalambaka. Llegada a Kalambaka, cena y alojamiento.

Por la mañana temprano visitaremos Meteora, declarada en 1988 patrimonio de la humanidad por la UNESCO. Este lugar combina la belleza natural de la región con los eternos monasterios o meteoros situados sobre las rocas. Estas impresionantes contrucciones, fueron creadas alrededor del siglo XIV, por monjes Cristianos Ortodoxos como protección de invasiones turcas, de esta forma impedían el acceso facil hasta ellos, es por ello que su nombre Meteoras quiere decir suspendidos en el cielo. El primer monasterio, "El gran Meteoro", fue construido por Atanasio tras ser expulsado del Monte Athos, con el fin de escapar de sus perseguidores. Actualmente, sólo quedan 6 en uso: cinco para residentes masculinos y uno para residentes femeninos. De regreso a Atenas pasaremos por Termópilas, donde se encuentra la estatua del Rey Espartano Leónidas I, célebre por librar la batalla homónima contra los persas. Regreso a Atenas al atardecer y traslado a su hotel o punto más cercano.